Si te acercas caminando hasta el extremo de la bahía de La Concha, te espera algo que te dejará sin aliento.

Donde el mar golpea con fuerza y el viento canta sin descanso, se alza El Peine del Viento, obra magistral de Eduardo Chillida. Tres enormes esculturas de acero ancladas en la roca se funden con la naturaleza, como si intentaran peinar el viento o contener el ímpetu del Cantábrico.

Esta vez, como nunca antes las habías visto, mirándote de frente, como si flotases sobre el mar ¿Hay mejor privilegio que ver la cara oculta de las esculturas?

Chillida no solo esculpió acero: esculpió el espacio, el viento y el tiempo. Y ahora tú puedes llevar parte de esta esencia contigo.